23 de enero de 2007

"La lluvia fina: Concentración 20 de enero 2007. Cáceres".

Lo mismo que la lluvia fina, la Asamblea Vivienda Digna-Cáceres va calando poco a poco en la ciudad. Somos hormiguitas, somos la fuerza de la calle, y todavía hoy seguimos escuchando una vieja pregunta, que por supuesto, no nos asusta: ¿Cuánta gente ha habido en la manifestación? ¿Tan pocos? Todavía hoy, nos siguen reprochando una lucha pérdida que no nos corresponde a los jóvenes. Nuestros mayores, aquellos que participaron en las fuerzas clandestinas del pueblo y que después de la muerte de Franco, ya en la transición, se dieron cuenta de que “contra Franco vivían mejor”, de repente vieron cómo sus puntos de referencia habían desaparecido. Esos mayores que vieron cómo el marco político cambiaba y la libertad de expresión era un hecho (derecho al pataleo). Esos mayores que creyeron en la transición, esa famoso transición, mal hecha, que hemos heredado los jóvenes, y en la que nuestros mayores se volvieron a “vender” una vez más. De nuevo creyeron en el poder como mediación: todo esto te daré si, postrándote, me adoras. La gente más significativa fue dejando las luchas locales de los barrios, los trotscos se pasaron al PSOE, los del PT y ORT se desperdigaron. En definitiva, convirtieron el digo en diego. Fue un error y lo es, identificar el cambio político con que el poder se sucede a sí mismo (de aquí nuestro desengaño en la política). Cuentan, aquellos mayores honestos, que lo anterior lo ridiculizó Felipe González cuando anunció el cambio del cambio en las elecciones del 93. No es resentimiento lo que hay en estas palabras pero sí una necesidad de dejar claras las cosas para no equivocarnos. En realidad, los jóvenes de ahora, que conocemos lo que pasó en aquellos años en los que no hubo libertad (para eso están los libros, las películas y nuestros abuelos y abuelas), somos conscientes de nuestra herencia. Por lo tanto, la pregunta lanzada para desmotivarnos (“¿Cuánta gente ha ido a la manifestación?”) es una pregunta que sobra, que no tiene lugar.
En Cáceres, el sábado 20 de enero, a las 12 horas, nos reunimos unas treinta personas o quizá menos: calando poco a poco como la lluvia fina. Nos acompañaron cuatro coches de policías (policía nacional). Al cabo de un rato, cuando vieron que no éramos peligrosos, se marcharon dos coches. Sólo hasta el final quedó un coche, por si acaso. Nos solidarizamos con nuestros compañeros que han sido reprimidos en las manifestaciones de Madrid y Barcelona. En Madrid y en Barcelona, el poder ya es consciente de que las Asambleas Por la Vivienda Digna y Contra la Precariedad, están empezando a tomar cuerpo, a ser importantes: están calando en la ciudadanía, poco a poco. Por lo tanto, el poder sabe lo que tiene que hacer: dispersar las asambleas populares a porrazo sucio. Es lo de siempre, algunos mayores, aunque todavía no se lo creen, hemos sufrido en nuestras carnes la represión: por desgracia no sólo se dio en los tiempos de la dictadura. Por último, gritamos para frenar la especulación inmobiliaria y para que todas las personas puedan acceder a una vivienda digna. Y lanzamos un grito muy fuerte para acabar con la precariedad.
El sábado, luchamos para conseguir la utopía, si en Marinaleda ha sido posible, en nuestras ciudades también. A pesar de que la Ministra de la Vivienda diga que “en vivienda no caben cambios bruscos, tocamos el corazón de la economía” (Diario Hoy. Cáceres. 21 de enero de 2007. Página 38).
La Asamblea Vivienda Digna-Cáceres, poco a poco, y haciendo caso omiso a la famosa pregunta (¿Cuántas personas fueron?), seguimos en la calle. Somos pocos pero tenemos la razón.

Todos Somos Hijos del Quijote.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por el relato y por supuesto por el apoyo. Y no os equivocáis al pensar que el número no es lo fundamental. Lo fundamental es la solidaridad y la capacidad para generar apoyo mutuo.

En Madrid no ha habido palos porque se haya manifestado millones de personas, ni porque haya centenares de asambleas por toda la ciudad, ni siquiera porque se corte el tráfico. En Madrid han dado palos porque saben que si ante un problema de las dimensiones que ya ha tomado la gente se organiza, y si lo hacen fuera de las organizaciones con las que llegado el momento se pueda pactar concediéndoles más subvenciones, llegará el momento en que ni todas sus porras ni balas de goma podrán para el justo cabreo de todos los que se han quedado sin casa, los que viven con el agua al cuello en forma de alquiler o hipoteca, los que son víctimas del acoso inmoviliario, y en general todas las víctimas del mercado inmobiliario. Todos, organizados, sin líderes que comprar somos una fuerza imparable, que no podrá someterse comprando a nadie cuando en vez de 30 seamos 30000. Y la solidaridad que habéis mostrado es nuestra mejor herramienta.

Por eso, Muchas Gracias.

¡Hasta la vivienda siempre!

Anónimo dijo...

Qué importa si sois pocos si os haceis oir de verdad. Me parece de puta madre todo lo que haceis y, aunque no sirva de mucho, quiero brindaros desde aquí todo mi apoyo. Ánimo y un saludo